lunes, 23 de agosto de 2010

Rol del sexo en la pareja

¿Cuán importante es la vida sexual para la relación de pareja? ¿El “buen sexo” contribuye a la satisfacción con la relación, precave de la separación? ¿El “mal sexo” o la ausencia de sexo ocasionan consecuencias negativas, influye en la posibilidad de divorcio?
Gracias al significativo avance de la sexología y de la medicina sexual en los últimos años, hoy en día se pueden mencionar ciertas tendencias en las que coinciden las encuestas, los estudios y las investigaciones:

La inmensa mayoría de la población sostiene que el sexo es un aspecto muy importante en sus vidas, especialmente entre los que están casados

La inmensa mayoría de los hombres y de las mujeres casados o que bien en pareja sostienen que les importa mucho tener una vida sexual satisfactoria

La inmensa mayoría de las personas sostienen que una vida sexual placentera aumenta su calidad de vida

La inmensa mayoría de las personas sostienen que una vida sexual insatisfactoria puede acarrear numerosos problemas tales como depresión y, especialmente, llevar al rompimiento de la relación de pareja

La inmensa mayoría de las investigaciones transversales concluyen que el bienestar sexual subjetivo se correlaciona positivamente con el nivel general de felicidad, tanto en hombres como en mujeres; y que, por el contrario, las disfunciones sexuales están altamente asociadas a experiencias negativas en la relación de pareja y en el bienestar general, así como con problemas de salud física y emocional

Existen evidencias de una estrecha relación entre disfunciones sexuales y estados depresivos, los que se influyen mutuamente

La inmensa mayoría de los estudios transversales y longitudinales han comprobado repetidamente que, quienes viven en pareja, tienen mejor salud, viven más años, se sienten más en paz y están más satisfechos con sus vidas que quienes no lo hacen

La inmensa mayoría de la población vive en pareja o desearía vivir en pareja

La medicina sexual plantea que la sexualidad forma parte de nuestra salud integral y que una vida sexual satisfactoria conlleva significativos beneficios para nuestro bienestar físico y emocional, incrementando la satisfacción con la vida en general, actuando como un antídoto relativo contra síntomas mentales y estabilizando el humor. En Chile también se ha reportado que la gente deposita gran parte de sus esperanzas de autorrealización en la sexualidad, junto al amor y a la vida en pareja (Encuesta Bicentenario).



Evidencias empíricas coinciden en que bienestar sexual y satisfacción subjetiva con la pareja van de la mano para ambos sexos. Por ejemplo, incluso matrimonios con hijos chicos, finanzas inestables y horarios extenuantes, afirman que tienen una unión muy fuerte, lo cual atribuyen parcialmente a su placentera vida sexual. Aquellos que se declaran complacidos tanto con su matrimonio como con su vida sexual señalan que sus relaciones sexuales son frecuentes, que no desean tener sexo con otras personas, que no suelen rehusar sexualmente a su pareja y que, si ésta les rechaza, son tolerantes y comprensivos. En matrimonios “sanos” de larga data, ambos ven al sexo como una manifestación de sensualidad, pasión, ternura, afecto, amor y juego. Lo satisfacen dentro de la relación y no lo emplean para manipular ni para solucionar conflictos.



En cambio, la insatisfacción sexual afecta negativamente la percepción del otro y de la relación como un todo. La falta de sexo por periodos largos se ha correlacionado con disminución de la satisfacción personal y mutua, con desánimo y apatía en la comunicación, con rutina, aburrimiento, inercia y desinterés. En la mayoría de las parejas sexualmente insatisfechas, la vida se vuelve complicada y los problemas sexuales repercuten en otros planos, manifestándose en descomunicación, reproches y malestar emocional, entre otras. Por otra parte, la satisfacción sexualayuda a mantener la ilusión, gatilla el mecanismo de acercamiento, de disfrute, crecimiento y erotismo; en otras palabras, es un importante factor motivacional y lúdico que contribuye a tener ganas de resolver dificultades que se tengan en otras áreas, aclarando que no se debe caer en creer que los problemas de convivencia puedan solucionarse a través del sexo o que la mayoría de las desaveniencias se deban al sexo.



Pero, en las correlaciones mencionadas anteriormente ¿qué es primero, el huevo o la gallina?; ¿un vínculo positivo de pareja incrementa la satisfacción sexual o es al contrario?. Los datos apuntan a que si la persona está descontenta con su matrimonio, difícilmente se sentirá complacida con su vida sexual; similarmente, si está frustrada con algún aspecto importante de su vida sexual (frecuencia, grado de sensualidad, higiene, etc.), lo más probable es que no perciba que su relación de pareja sea adecuada. En consecuencia, la sexualidad y la relación de pareja guardan una estrecha relación; dificultosamente podrá subsistir en el tiempo una de estas satisfacciones si no está presente también la otra. Los problemas sexuales influyen en la relación de pareja, de la misma forma que los conflictos en la relación de pareja influyen en la relación sexual.



El bienestar sexual juega un rol significativo en el ajuste diádico. Existe una elevada correlación entre estabilidad marital, por un lado, y satisfacción sexual, sentimientos de amor y expresión emocional, por otro lado. Se ha concluido que, para que un matrimonio funcione relativamente bien, tiene que haber un mínimo de gratificación sexual; y que la sensación de confianza que se genera con la vida sexual incrementaría, a su vez, el éxito matrimonial. Según estudios transversales de matrimonios “felices y duraderos” (más de 25 años casados), el 90% sostiene que la sensación de cercanía es un aspecto imprescindible en la satisfacción marital y que, entre los factores que determinan dicha cercanía, una vida sexual satisfactoria es esencial en general, puesto que es necesaria para generar la sensación de estar en compañía, de compartir y de compañerismo.



Ahora bien, ¿cuán importante es el bienestar sexual respecto de otras variables?En una encuesta reciente se encontró que, para el 57% de los participantes, el sexo ocupaba un lugar preferencial en sus vidas en general y el porcentaje sube al 80% respecto a la relevancia que le asignan dentro de su vida de pareja (para el 39% representaba casi la mitad de toda la relación y solo un 4% lo relega al último plano, otorgándole un 20% de importancia). Similarmente, al comparársela con otro factores, mientras que la satisfacción sexual explicaría aprox. el 60% de la varianza en satisfacción marital, el temperamento explicaría aprox. el 20% y la personalidad aprox. el 10% (concretamente las dimensiones de Neuroticismo y Extraversión). Además, las dimensiones positivas del temperamento y personalidad están mediatizadas por lo sexual, es decir, inciden en la satisfacción marital siempre y cuando exista un bienestar sexual (no obstante, aunque los rasgos individuales sean menos significativo, la actividad sexual está influida por la personalidad). Otros hallazgos apuntan a que la significación que la pareja le asigna a su vida sexual no disminuye con los años de convivencia, sino que permanece constante y que el sexo tendría el potencial de evolucionar a algo inclusive más satisfactorio con el paso del tiempo.



¿Existen diferencias por género?. Cada persona y cada pareja vive su propia sexualidad de modo diferente, sin que existan normas ni recetas para vivirla y puede tener, para cada miembro, tanto un valor como un significado distinto: para algunos es básicamente un placer físico, mientras que para otras es un componente emocional de la unión con el otro. Hasta hace relativamente poco tiempo atrás, la significación que los hombres le atribuían al sexo en la satisfacción marital era mayor que en las mujeres. Sin embargo, en los últimos años se ha produjo un vuelco, siendo para ellas más prioritario (70%) que para ellos (56%). La nueva generación de féminas afirman que necesitan una vida sexual activa para sentirse bien, que influye en su autoestima y en su satisfacción personal; y que, por el contrario, sin placer sexual se sienten necesitadas, nerviosas y frustradas.

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