sábado, 21 de agosto de 2010

Ciclo o círculo de la agresión

El círculo de agresión sigue tiene una serie de fases. Es frecuente que el primer ataque aparezca como un hecho aislado. Pero, en muchos casos, se desarrolla el ciclo de la violencia descrito por Leonore Walker psicóloga norteamericana, la cual lo describió en tres fases:
1. Acumulación de tensión: enojo, discusiones, acusaciones, mal decir.

2. Explosión de la violencia: pegar, cachetear, patear, herir, abuso sexual, abuso verbal y puede llegar hasta el homicidio.

3. Período de calma: que también se le dice de luna de miel o de reconciliación, el agresor niega la violencia, pone pretextos, se disculpa o promete que no va a volver a suceder.

Lo más peligroso es que este ciclo se repite y con mayor intensidad cada vez.

En las relaciones donde hay constantes abusos e insultos se llega fácilmente a la violencia física y se pierde el respeto hacia la otra persona ya sea la pareja, hermano, el padre etc. la mayoría de ellos permanecen callados, no denuncian y lo más lamentable es que se convierten en adictos de este tipo de relaciones ya que van tomando como natural la violencia en su vida cotidiana y no logran ver el límite de cuando una relación deja de ser edificante y pasa a ser destructiva.

En estas relaciones se dan factores de forma inconsciente, ya que se tiene la fantasía de que vamos a hacer cambiar a la otra persona pues esta persona casi siempre representa una figura importante de nuestra niñez la cual nos dañó de alguna forma y como los seres humanos siempre buscamos el reconocimiento del otro, buscamos nuestra valía a través de nuestros padres o figuras de autoridad y queda instalada esta necesidad de reconocimiento y esta necesidad fácilmente se traslada a la pareja.
Es importante mencionar que estas relaciones se inician con una expectativa inconsciente, de tal forma en que casi sin darnos cuenta nos involucramos en relaciones que nos destruyen, relaciones donde hay humillaciones, rechazo, devaluaciones, manipulación, quizá violencia sexual (que nos obligan a tener sexo) y si nuestra autoestima no está fuerte y sana se puede llegar a la violencia verbal y física.
La mayoría de estas relaciones destructivas pueden empezar siendo muy seductoras, la pareja nos hace sentir personas seguras, protegidas y pasado el tiempo empieza a tornarse posesiva, controladoras, celosas y manipuladoras.
Casi siempre pensamos que es porque nos quieren mucho y que nosotros provocamos el enojo, empezamos a ceder ante los requerimientos de la pareja y ya cuando nos damos cuenta estamos en medio de un verdadero conflicto.
Si en este momento no nos detenemos y pedimos ayuda o nos negamos a recibirla pasamos a otra etapa donde se empieza a instalar la manipulación, la culpa, el miedo, entre otras emociones destructivas que van minando nuestra personalidad y se instala la personalidad del agresor que en apariencia se le puede llamar “el mas fuerte” y en realidad es “el mas débil” ya que solo una persona cobarde (lleno de miedo) se atreve a destruir

No hay comentarios:

Publicar un comentario