Un experto en la felicidad de los chilenos (Tironi) plantea que la frecuencia sexual tiene un importante reporte de felicidad para las personas y que quienes tienen pareja estable tienen más sexo que el resto de la población, por lo tanto, son más felices. Y que esto se agudiza entre quienes han tenido acceso a una buena educación; es decir, mientras más educadas las personas, más felices las hace la mayor frecuencia sexual. Aunque otros autores sostienen que la cantidad sería menos trascendente que la sensación subjetiva de satisfacción con la vida sexual, donde la profundidad de la intimidad juega un rol muy relevante.
¿Por qué es tan importante la satisfacción sexual? Entre las hipótesis posibles se puede recurrir a la teoría triangular del amor, la que postula que la pasión sexual y la intimidad son dos de los tres pilares fundamentales de toda relación de pareja y, para otros autores, las manifestaciones sexuales formarían parte de la intimidad y su práctica la potenciaría aún más. Los datos indican repetidamente que la intimidad (junto a la empatía) ocupa el primer lugar entre los objetivos que se buscan en el matrimonio y dicha intimidad se asocia tanto a la satisfacción sexual como a la marital.
Otra explicación se puede encontrar en las teorías neurobiológicas, las que destacan el papel del placer sexual en el refuerzo natural del vínculo en parejas con relaciones estables y persistentes. Concretamente postulan que, cada vez que la pareja experimenta un encuentro sexual satisfactorio, se libera tal cantidad de oxitocina en el cerebro y en el cuerpo que incrementa la sensación de unión entre ellos, de pertenencia y seguridad. Por tanto, mientras más sexo satisfactorio tenga una pareja, más fuerte será el vínculo entre ellos, se sentirán más cercanos y apegados el uno al otro, sintiéndose más felices en su matrimonio.
Entonces, cuando hablamos de sexualidad, no nos referimos únicamente al coito o al mero placer sexual. Somos seres sexuales cuando tocamos, besamos y abrazamos, pero también cuando nos reímos y nos divertimos juntos. La experiencia erótica implica mucho más que una simple interacción genital, implica expresión de emociones, vinculación afectiva, complicidad y una forma muy íntima de comunicación, donde podemos sentirnos tan en confianza como para atrevernos a mostrarnos vulnerables, pedir ayuda y expresar miedos sin sentirnos juzgados. El ser humano, como organismo altamente complejo y desarrollado, requiere de un nivel de satisfacción que abarque distintos componentes para poder alcanzar una sensación de armonía y plenitud. Es decir, una sexualidad positiva e integral supone una gratificación mucho más elevada y completa que la meramente biológica y, es en este sentido que, si se la realiza dentro del contexto de pareja afectivamente adecuado, nos permitirá satisfacer tanto las necesidades de orden físico como las psico-emocionales y las psicosociales.
En conclusión, existe consenso en que la sexualidad es un pilar fundamental en sí mismo de la relación de pareja, más allá de los sentimientos y de la comunicación. No obstante, como en muchas otras situaciones de la vida humana, no es ni tanto, ni tan poco y depende de muchos otros factores intervinientes. Lo que sí es que, en definitiva, el sexo es un vínculo que une poderosamente a la pareja y que representa una forma de estar de a dos que es cualitativamente muy diferente a como se puede estar con otras personas.
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